Muchas personas viven una vida familiar insatisfactoria y creen que las únicas opciones que tienen son separarse o resignarse. Las que se separan son las que dicen "se acabó, no aguanto mas", las que se resignan comentan "y bueno, es así, es lo que me tocó". Queremos presentar una tercera alternativa: aprender, cambiar, transformarse, estas personas dicen "si yo cambio, todo cambia".
Cuando desarrollamos nuevas capacidades y habilidades aún las cosas que antes nos parecían difíciles se tornan posibles. En la familia pasa lo mismo, el desarrollo de capacidades emocionales, conversacionales y la incorporación de hábitos efectivos, produce que la insatisfacción familiar original se convierta en bienestar y plenitud.
La familia es y se comporta como un sistema, por eso si alguno de sus integrantes cambia, el resto del sistema también cambia. Conocí a una persona que tenía una historia familiar (padres, abuelos, tíos, etc,) de conflicto y divisiones. Tenía la opción de continuarla o cambiarla. Eligió cambiar y no permitir que esa tragedia continúe una generación mas. Dijo: "esta historia de desintegración familiar se termina conmigo, en esta generación", y gracias a su cambio así fue.
Todos podemos tomar el camino del aprendizaje, del cambio y la transformación, tener una vida familiar placentera y dejar ese valioso legado a las futuras generaciones. Esa es la alternativa que ofrecemos frente a una vida familiar insatisfactoria. La separación o la resignación no son las únicas opciones.